2005
Cuando paseo por las calles y parques en otoño, me llama poderosamente la atención la belleza que emanan los apilamientos.
Montones de hojas caídas que van tomando los rincones, las aceras, la hierba, los setos, etc. Paisajes efímeros, que al transcurrir el tiempo conforman el sustrato, generan vida y cierran el ciclo destrucción – regeneración. La muerte genera vida y así se cierra el ciclo.
Es por eso que me parecen interesantes y consiguen sorprenderme, puesto que si uno no esta atento finalizan como si de una función se tratase.
Carmen Chacón